Zhuang zi

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Vida de Zhuang zi

Un gran maestro del taoísmo, Zhuang zi, puso la dialéctica al servicio del pensamiento taoísta. Intentó, mediante la dialéctica, revelar la equivalencia de los contrarios y hallar entre los aspectos opuestos una vía intermedia hacia lo absoluto. Se dice que vivió entre el 369 o 365 a.C. y el 290 o 286 a.C. en Meng, estado de Song.
La obra Zhuang zi consta de treinta y tres capítulos, de los cuales, al parecer, sólo los siete primeros fueron escritos en su mayor parte por él.

La doctrina de Zhuang zi

Lo que nos hace ser lo que somos

El Tao se articula en naturalezas particulares mediante una capacidad denominada Te. La de cualquier cosa es aquello que forma parte de esa cosa, su naturaleza o esencia, lo que nos hace ser lo que somos. Participamos del Tao llevando a cabo nuestro Te, poniendo en práctica aquellas capacidades y modos de vida que son propios o naturales en nosotros. En esa práctica espontánea y natural radica precisamente la felicidad. El individuo es feliz cuando esta capacidad natural nuestra es completa y libremente cultivada.
Cumplir con lo que forma parte de la naturaleza es el origen de la felicidad, mientras que someterse a lo que es del hombre es el principio de todo lo negativo y del sufrimiento.
Cada especie tiene su propia naturaleza, cada ser humano su propia personalidad. Únicamente en el despliegue libre y espontáneo de nuestra naturaleza encontraremos la felicidad.
Debemos tratar a cada cosa, a cada animal, a cada individuo conforme a lo que él es, no conforme a nuestros intereses y gustos personales.

Todas las cosas son relativas

Axioma fundamental del taoísmo es que el hombre debe estar en armonía con las leyes fundamentales del universo y no en contra de ellas. Que todo esfuerzo sea un error no quiere decir que toda actividad sea mala, sino que toda lucha por intentar conseguir lo imposible es un grave error.
Son capitales la ponderación y una moderada comprensión de lo que es posible y pertinente y lo que no lo es. En este sentido es primordial darse cuenta de que todas las cosas son relativas. A pesar de que el mundo es una minucia en comparación con el cosmos.
El Zhuang zi se sitúa más allá del bien y del mal. La diferencia entre el bien y el mal es relativa, inexistente desde el punto de vista del Tao.
El único modo de sortear las dificultades que van surgiendo en la vida es renunciar a acumular y a adquirir notoriedad y prestigio. Pero para alcanzar la sabiduría es imprescindible el conocimiento intuitivo del Tao.
El sabio es consciente de que todo aquello que tiene lugar en su vida es la consecuencia del Tao. Incluso en circunstancias de máximo dolor, el sabio acepta tranquila, pasiva y sin inquietudes cuanto le ocurra. Para el sabio, riqueza y pobreza, vida y muerte, juventud y vejez, logros y desdichas no representan gran cosa.
El verdadero sabio, el hombre perfecto es aquel que ha alcanzado la felicidad total. Es feliz porque trasciende la dualidad, no posee ego.
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