La Realidad Constitutivamente Moral del Hombre: Moral Como Estructura

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Las ideas antropológicas de Zubiri sobre el hombre qua moralizado: la realidad moral del hombre es una forzosidad exigida por las propias estructuras psicobiológicas.
La confrontación entre el comportamiento animal y el humano: el “ajustamiento” (o justeza zubiriana) o univocidad entre el estímulo y la respuesta en el animal frente a la justeza sólo parcial en el ser humano por su hiperformalización (el ser humano queda en suspenso ante los estímulos, “libre-de” ellos, primera dimensión de la libertad).
La estructura somática exige, para la viabilidad de esa hiperformalización, la aparición de la “inteligencia” entendida como versión a la realidad en cuanto realidad, como habérselas (habitud) con las cosas como realidad, no como estímulos. La inespecificidad tanto de la “realidad” como de la “inteligencia”.
El ajustamiento animal se produce directamente de realidad a realidad. En el ser humano se produce indirectamente a través de la posibilidad y la libertad (que reposa sobre la estructura inconclusa de las tendencias o “referencias”). Segunda dimensión de la libertad: el ámbito de las “preferencias”, libertad para pre-ferir, convirtiendo los estímulos en “posibilidades”.
El hombre tiene que hacer el ajustamiento (iustum facere o “justificar” los actos): la justificación, estructura interna del acto humano. Sólo dentro de los límites biológicos dados ha de trazarse el ajustamiento.
La realidad es una y las posibilidades (“irreales”) son muchas: la pre-ferencia es un ajustamiento propio entre las mismas posibilidades. El problema de la justificación consiste no sólo en dar cuenta de la posibilidad, sino también de la pre-ferencia.
El ámbito de lo posible se abre por las tendencias en tanto que inconclusas, las posibilidades no están dadas de modo indiferente: la preferencia pende de las ferencias o tendencias previas.

En resumen, el punto de vista de la articulación entre Antropología y Ética o “subalternación” de la Ética a la Psicología.
  • La justificación como ajustamiento que el hombre hace por sí mismo (justo como “ajustado”): la moral como estructura (Zubiri). En este sentido el hombre es siempre “justo” o ajustado a su realidad. El hombre es necesariamente (naturalmente) libre y constitutivamente moral.
  • La justificación como justicia: al acto se ajusta no a la realidad, sino a la norma ética (justo como “honesto”): la moral como contenido (Zubiri). En este sentido el hombre puede ser justo o injusto, moral o in(a)moral.
  • La moral como contenido se monta necesariamente sobre la moral como estructura.
Otras concepciones éticas.
  • La escolástica y la distinción similar entre el ser moral en común (moralitas in genere o genus moris) y su especificación en bueno y malo: el primer plano moral (moralitas in genere) envuelve siempre la especificación en bondad o malicia moral. La vinculación en Santo Tomás entre inteligencia y libertad: la libertad para preferir procede de la concepción de las distintas posibilidades por la inteligencia (en cuanto versión a la realidad). Previamente a la inteligencia el ser humano queda en suspenso ante los estímulos (“libre-de” ellos). El hombre se comporta siempre sub ratione boni, conforme a lo que le parece “mejor” (que no tiene por qué ser el bonum moral).
  • La ética utilitarista de Benedetto Croce y los dos grados de la vida práctica: actividad económica y actividad moral, que implica a la anterior (quien obra moralmente tiene que hacerlo también económicamente, pero la inversa no es cierta). De Burgh y los dos sentidos de right (en tanto que ajustamiento práctico): lo que ha de hacerse por eficiencia y lo que debe ser hecho por exigencia de la ley moral (faciendum como must y como ought).
  • La teoría de los estratos del ser humano: nivel inferior de los impulsos (placer), nivel de la fuerza y grandeza del alma y nivel espiritual, que dota de sentido a los dos anteriores y se alimenta de ellos. Hartmann y la relación entre los principios más elevados y los mas bajos (principio de la fuerza, ley de la materia y principio de la libertad): la libertad se levanta sobre estructuras psicobiológicas. Le Senne y la fusión entre “fuerza” y “fortaleza” en la courage, que comunica la psicología con la ética (el valor moral o virtud como courage du bien): el intento de trascender la estratificación abriendo el ámbito moral desde el psicológico.
  • Merleau-Ponty y su filosofar “desde abajo” partiendo de la estructura: no logra constatar la forzosidad del comportamiento moral humano ni acceder a la esfera moral desde la psicología.
  • Ortega y la vida humana como tarea o quehacer. La moral, no como performance, sino ser mismo del hombre en su vital eficacia. Alumbra la moral como estructura a expensas de la moral como contenido y reconoce que la ética está anclada en la psicología y la biología (es parte esencial de la antropología).
Sobre el método de la Ética. ¿Ciencia especulativa o práctica? Tradicionalmente considerada como “especulativamente práctica”, pues busca el cognoscere como fundamento del dirigere, aunque no se propone inmediatamente lo segundo, sino lo primero. La ética formal kantiana (no enuncia lo que se ha de hacer, sino cómo hacerlo) como ciencia directiva de nuestra intención.
Otra forma de entener la ética como especulativamente práctica: la distinción entre moral como estructura y como contenido, la moral como conjunto de estructuras analizables teóricamente sobre las que se monta la moral normativa (como contenido). La necesidad de dotar de contenido a la moral formal, teorética o estructural (subalterna a la psicología): el contenido o materia moral procede de la “idea de hombre” vigente en cada momento. La necesidad de fundamentación metafísica de tal contenido (subordinación de la Ética a la Ontología y a la Teología natural).
Los desequilibrios de la Ética: exceso de subalternación (a la Psicología) por parte del psicologismo o de subordinación (a la Metafísica) por parte de la escolástica. La ética de Aristóteles como equilibrio logrado.
La artificial segregación de theoría y práxis: la theoría en Aristóteles como culminación de la práxis (la forma suprema del êthos es el bíos theoretikós) y el ahondamiento actual en esta relación (toda teoría se sustenta en un êthos y toda teoría traza una personalidad, es una toma de posición).
Toda theoría es, además de práxis, poiesis: hay una unidad interna entre “saber” y “modificar”. La vertiente ética de la filosofía realiza la síntesis de conocimiento y existencia.
¿Dónde queda realizada la posibilidad preferida? En el mundo exterior a mí y en mí mismo. La moral como estructura es el inexorable hacer la propia vida a través de cada acto y la consiguiente inscripción de ese hacer, por medio de hábitos y carácter, en nuestra naturaleza. La moral consiste en el ir haciendo mi vida y en la vida tal como queda hecha (apropiación de las posibilidades realizadas): la moral como algo “físicamente real”, como una segunda naturaleza. Sobre mi “realidad por naturaleza” se va montando una “realidad por apropiación”: al realizar cada uno de mis actos voy conformando en mí mi êthos o “carácter” moral.
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