Cosmogonías

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Mitos de la creación

Las gentes de Mesopotamia se figuraban el universo dentro de la imagen del mundo que veían a su alrededor: la tierra como un disco plano que flotaba sobre una capa de agua dulce, y rodeado por un inmenso mar, cercado por un círculo de montañas. Todo el conjunto reposaba en el interior de una esfera, cuya mitad superior constituía el Cielo, compacta bóveda de color cobrizo en la que se desplazaban los astros, y la mitad inferior, invisible y arcana, el inframundo. A su vez esta esfera estaba suspendida en un «mar primordial», imperecedero y sin límites.
Sobre el origen del mundo y la humanidad, los sabios fueron aportando ideas que renovaban de las tradiciones locales, la gente y las épocas. Pero la creación del mundo no se ha hallado como tema nuclear en ninguna narración mítica de los sumerios. S. N. Kramer recopiló la información diseminada: el mar primordial, personificado en la diosa Nammu, dio nacimiento al cielo (An) y a la tierra (Ki), estrechamente unidos en una «montaña cósmica». De la unión de An y Ki nacieron los grandes dioses, los Annunaki, y sobre todo Enil, que separó cielo y tierra y luego se «llevó» a ésta última, mientras An se «llevaba» al cielo. Esta idea de que el mar es el elemento primordial y de que el universo nació de su separación por parte de un tercero, a partir de un estallido de sus propios componentes, fue adoptada por los babilonios y los asirios.

Enûma Elish

Junto con la Epopeya de Gilgamesh, es la más importante creación literaria de la religiosidad mesopotámica, de la que existen una versión sumeria y otra acadia, El retrato cosmogónico más pormenorizado es este Poema de la creación, posiblemente redactado bajo el reinado de Nabucodonosor (1124-1103 a. C.), que integraba distintas tradiciones anteriores. Son casi mil cien versos en siete tablillas, conservado casi en su totalidad y que constituye un verdadero tratado de teología. Se le cita por su principio: Enûma elish, «cuando en lo alto...».
Se trata de un panegírico en honor de Marduk, deidad principal de Babilonia y soberano de los dioses. Servía de texto oficial para las fiestas de celebración de año nuevo, y comienza con una teogonía.
La narración comienza cuando mar, cielo y tierra se confunden en un inmenso e indiferenciado caos, cuando todavía nada había sido nombrado (o «creado», porque para los mesopotámicos no podía existir nada que no tuviese nombre). Los primeros dioses fueron creados de su seno, y ellas fueron a su vez engendrando a otras. Posteriormente nacerán otras divinidades alborotadoras y escandalosas. Tiamat, Apsû, y su lugarteniente Mummu, deciden eliminarlas. Pero Ea narcotiza a Apsu y mientras está dormido, lo mata. Luego establece un santuario sobre él, donde engendró a Marduk. Furiosa por la muerte de Apsû, Tiamat declara la guerra a los dioses y crea un terrible ejército al que sólo Marduk es capaz de plantar cara. Cuando Tiamat abre la boca para gritar, le arroja vientos huracanados, luego le traspasa e corazón con una saeta y le destroza el cráneo con su maza. Del cadáver de Tiamat, Marduk crea el universo. Ea creará la humanidad de acuerdo con los planes de Marduk.
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