La Divinidad en el Antiguo Egipto

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Características generales de la religión egipcia

Sus cimientos están constituidos por los distintos cultos locales, donde cada uno adoraba a una deidad de su aldea y luego a la que regía en la metrópoli de su nomo. Unificado el país fue preciso definir los vínculos. Estos primeros intentos de reflexión e integración teológica no fueron suficientes para crear una literatura religiosa, pues los textos más célebres: Libro de las Pirámides, de los Muertos y de los Sarcófagos no son más que recopilaciones de fórmulas rituales.
Lo realmente primordial fue la permanencia del culto, con toda su complejidad y peculiaridades. La tarea de conservarlo en todas las regiones concernía al faraón que a pesar de sus preferencias, nunca intervenía en los sistemas locales. Cada uno de estos tenía su cosmología, mitología y expresiones de culto propias.
La clase instruida tenía una clara predisposición a la interpretación monoteísta, cuyos vestigios se aprecian en ciertas cosmogonías, como la de Menfis, al desarrollo del monoteísmo se oponía frontalmente la postura oficial, reacia a cualquier cambio, asentada en el sincretismo del grupo sacerdotal.
Ningún término egipcio corresponde a la noción de «religio». No hay palabra para piedad y fe. Pero se encuentran con frecuencia las palabras sacerdote y sacrificio. La adoración se encuentra bajo varias formas; la plegaria se formula de distintos modos.
En resumen, la religión presentaba una estructura peculiar. El fundamento de ella está representado por el culto y no por la revelación. De ahí la diversidad de credos que, aunque desembocan en una elaboración común, no carecen de contradicciones. El sentimiento religioso giraba en torno a dos factores esenciales: la existencia de un nutrido panteón de dioses y su presencia inmanente en las fuerzas y en las expresiones de la naturaleza.
Amon-Ra constituye el caso más avanzado hacia el culto de un dios supremo y universal en el ámbito de un irreductible politeísmo formal. Por otra parte, las divinidades egipcias no alcanzaron una verdadera individualidad, a diferencia de los dioses griegos. Las divinidades egipcias son el dios al que los fieles se dirigen en la súplica o en la adoración.
La doctrina teológica de los sacerdotes se esforzó en conciliar la creencia politeísta con la idea unitaria de lo divino, reagrupándolas en tríadas que, a veces, tienden a conformarse en el esquema de la trinidad.

El panteón

La religiosidad formaba parte de todas las actividades de la vida cotidiana y de ultratumba.
En un primer momento se adoró a los fenómenos de la naturaleza y los dioses que constituían el panteón presentaban una característica común, su íntima conexión con astros o manifestaciones de la naturaleza, principalmente en relación con la actividad agrícola. Más tarde se adoró las cualidades de algunos animales y finalmente se descubrió a las deidades antropomorfas. En realidad siempre estuvo presente esta triple adoración y su consecuencia fue la fusión de divinidades con atributos zoomorfos y cualidades de la naturaleza. A ello se suma la existencia de diferentes divinidades provinciales unidas a un número incalculable de deidades locales con sus atributos concretos. Las gentes que elaboraron estas ideas pertenecían a sociedades campesinas básicamente idénticas. El mundo religioso, antes de ser propio de faraones y sacerdotes, lo fue de agricultores y ganaderos, contemplando la seguridad del hombre de campo en el orden establecido, sus miedos y expectativas.
Imposible hacer una exposición pormenorizada del panteón. Las primitivas deidades predinásticas evolucionaron hacia un intricado panteón. Se puede hablar de deidades primitivas (plantas, árboles, piedras…) de deidades locales, celestes, funerarias e incluso abstractas o foráneas.
El acusado politeísmo comprendía divinidades femeninas y masculinas que exigía un orden de importancia y de cambios en la misma:
  • La deidad más poderosa del Reino Antiguo es Ra, adorada primitivamente en Heliópolis bajo el nombre de Atum y se representaba como un hombre con cabeza de halcón o de carnero. Viajaba por el cielo con dos barcas: una diurna y otra nocturna. Se creía que los faraones eran herederos directos de tal deidad.
  • Amón, deidad tebana. Identificada a partir del Reino Medio con Ra, bajo el nombre de Amón-Ra. Aspecto antropomorfo de hombre de piel negra o azul. Suele aparecer con cabeza de carnero, adornado con una tiara en forma de mortero del que salen dos plumas de halcón divididas horizontalmente en varias partes. En la base del tocado suele llevar un disco solar.
  • Ptah: deidad de Menfis, capital del Reino Antiguo. Representado como hombre de pequeña estatura envuelto en un sudario del que salen sus manos. A veces aparece como hombre con cuernos que lleva sobre la cabeza un disco solar y plumas. Es el patrono de los orfebres y escultores.
  • Anubis: una de las primeras deidades de los muertos, encargada del embalsamamiento. Es el que lleva a las almas ante los jueces del tribunal de Osiris y vigila el vaivén de la balanza que pesaba los actos buenos y malos. Dependiendo del mito que se quiera destacar, se halla implicado en aquellos de influencia solar, en los que figura como hijo de Ra y Neftis; en los de procedencia cósmica se convierte en hijo de Ihet, y en otros tiene como progenitor a Sopdu. Con frecuencia se le representa con un perro acostado.
  • Osiris: divinidad de la vegetación y rey de los muertos. Contenido teológico enrevesado al ser protagonista de diferentes narraciones mitológicas. Venerado en Busiris y en los lugares donde se encontró algún fragmento de su cuerpo desmembrado por Seth.
  • Isis: primitiva diosa-cielo originaria del delta, hija de Geb y Nut, hermana de Neftis y Seth y esposa y hermana de Osiris. Aspecto de mujer con su nombre sobre la cabeza. A partir del Reino Nuevo lleva dos cuernos liriformes y disco solar. En su forma de animal, se manifiesta en forma de vaca o de milano. Protagoniza junto a Osiris una leyenda de profundo sentido humano donde se pone de relieve su amor maternal y conyugal, que será recogida por Plutarco. Según el mito, Osiris gobernaba en la tierra, había enseñado a la humanidad la cultura y las artes agrarias. Su hermano Seth reinaba en el desierto, movido por la envidia asesinó a Osiris y dividió el cuerpo en varios fragmentos. Cuando Isis se enteró recorrió todo el país en busca de los fragmentos, donde los encontraba erigía un templo. Finalmente Neftis e Isis con la ayuda de Anubis reconstruyen el cuerpo, que gracias a las artes mágicas de Isis vuelve a la vida. Osiris recibirá justicia ante Ra, que castiga a Seth a no volver a reinar jamás entre los hombres. Antes de ello habrá engendrado un hijo, Horus, que vengará el asesinato de su padre y que se instalará en el trono quedando como origen del linaje faraónico. En la triada de Osiris e Isis, Horus fue considerado el dios-hijo.
  • Seth: hermano y esposo de Neftis y hermano de Osiris e Isis. Era un dios que en épocas remotas protegía el Alto Egipto. Las luchas entre Seth y Horus se desencadenan para vengar el asesinato de Osiris. En estos lances, Horus pierde un ojo y Seth los testículos. Patrono de la violencia, de las tormentas y de la guerra y de la producción de los oasis.
  • Hathor: deidad del cielo, la alegría y del amor, similar a la Afrodita griega, está muy unida a la mujer. Su culto se lleva a cabo en su mayor parte por sacerdotisas. En su función funeraria figura como una vaca o una mujer con el símbolo de occidente sobre la cabeza. Al parecer, su origen hay que buscarlo en una antigua diosa madre convertida en deidad cósmico-celeste, según Los Textos de las Pirámides.
  • Thot: deidad de Hermópolis del Delta y de Hermópolis Magna. Representado con cabeza de Ibis, coronado con disco lunar. Se convirtió en señor del tiempo y del cálculo de los años.
  • Serápis: en él se unen rasgos de diferentes divinidades como Apis y Osiris que formaban su nombre. Deidad helenística que se crea artificialmente en el reinado de Ptolomeo I. Su inclusión en el panteón es el resultado de la unión de divinidades egipcias y griegas.
Junto a estos hay divinidades inferiores o genios, entre los que se encuentran los cuatro hijos de Horus. Además existen héroes como Imhotep, arquitecto y médico de Zhoser que pasó a ser hijo del dios Ptah.
Un fenómeno típico egipcio es la elevación al ámbito divino de los animales, sea como divinidades propiamente dichas, sea como aspecto y formas parciales o totales, constantes o temporales de otros dioses. El culto a los animales les pareció a los griegos uno de los más singulares de Egipto. Los animales sagrados más célebres fueron los toros Apis, encarnación Ptah en Menfis; el carnero de Amón en Tebas; la gata de Bastis en Bubastis; los halcones de todos los templos de Horus; la vaca de los de Hathor; el ibis de los de Thot; el chacal de los de Anubis; el cocodrilo de Sebek en el Fayum. Los teólogos egipcios explicaban su divinidad por la presencia en ellos de un alma.
El culto a las plantas tuvo menos éxito: el sicomoro, la palma, el loto. En la categoría de objetos sagrados destacan los elementos del ajuar litúrgico, cetros y coronas del faraón, imágenes de deidades, las barcas sagradas, pirámides, esfinge y obeliscos.

Cosmogonías

Las cosmogonías y narraciones míticas de los orígenes constituían el centro neurálgico de la ciencia sagrada. La reflexión cosmogónica es fundamental en la religión de los egipcios, como resultado de un concepto general del cosmos, cuya creación debe volver a empezar cada vez que debe repetirse un ciclo, como el del mes, el del día y la noche, el del reinado, o el de la crecida del Nilo.
Por los textos hallados en la pirámide del faraón Unas, a finales de la V dinastía, la religiosidad egipcia se concretaba en dos grandes corrientes, diferentes, pero íntimamente enlazadas: la osiaca, cuya deidad principal era Osiris, y la heliopolitana, cuya divinidad suprema era Ra. Estamos ante una síntesis ya desarrollada partiendo de una clase de triada primitiva.
Antes de las primeras dinastías, la clase sacerdotal de Heliópolis ya había creado y desarrollado un sistema derivado de ideas cósmicas muy antiguas en las que el nacimiento del astro rey era una etapa de la creación del universo.
Según esta cosmogonía heliopolitana, en el principio de toda la creación sólo existía Num, océano primordial de donde emergió Atum. Atum-Re dio origen a la primera pareja de divinidades: Shu, el aire y Tefnu, la humedad, quienes a su vez procrearon a Geb, la tierra y a Nut, el cielo. Estos últimos fueron los progenitores de los cuatro grandes personajes de la leyenda oriríaca: Osiris, Seth, Isis y Neftis. Con todos ellos formaron los sacerdotes de Heliópolis la Enéada en la que Atum presidía las parejas citadas. Otra Enéada menor, tutelada por Horus, se encargaba de la ordenación del mundo una vez engendrado.
A pesar de que esta cosmogonía no es más que una especie de compromiso entre la doctrina sacerdotal y las creencias populares, es la más antigua creencia sobre el origen del mundo. Representa los primeros pasos hacia la conciliación entre divinidades distintas, principio del sincretismo, que es la característica más llamativa de la religiosidad del pueblo egipcio.
Sistema de Hermópolis denominado Ogdóada: ocho dioses creados por Thot. Este dio origen al mundo lanzando un potente grito. De este modo surgieron cuatro parejas (cuatro ranas macho y cuatro serpientes hembra), las cuales sobre una colina, surgida del abismo primordial, crearon el huevo que dio origen al Sol y este, tras someter a sus adversarios, comenzó la colosal obra de crear y organizar el mundo.
La cosmogonía de Menfis es conocida por la Piedra de Shabaka (700 a.C.). Sigue en líneas generales la actividad creadora tal y como hemos visto en el sistema heliopolitano, con la diferencia de que la deidad creadora es Ptah.

Creación y origen de la humanidad

Apenas se interesaron por ofrecer una explicación sobre el origen de la humanidad. Los sacerdotes de Heliópolis relataban el origen de la humanidad de este modo: el ojo solar es enviado por Ra para enfrentarse a sus adversarios. Cuando, al regresar, halló a otro ojo en su lugar, se puso iracundo hasta derramar lágrimas, de las que nació la humanidad. Esta narración se basa en el juego de palabras entre lágrimas y hombres.
A parte de Ra, otras divinidades como Ptah y Jnum eran consideradas creadoras del hombre.
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