Historia del Orientalismo

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Los comienzos
  • Heródoto: Historia, amplia información sobre el subcontinente y sus moradores y datos sobre religión egipcia, babilónica y persa. Se basa en los escritos del historiador y geógrafo griego Hecateo de Mileto (s. VI)
  • Alejandro Magno: durante sus campañas, estudiosos griegos mantuvieron contactos con pensadores hindúes. Principal fue la obra Indika de Magástenes que sirvió de inspiración a Arriano y Estrabón. En el libro de este último Geografía se hallan valiosas noticias sobre el culto de Osiris.
  • Diodoro Sículo: s. I a.C., en su obra Bibliotheca histórica información sobre el subconti-nente.
  • Periplo del mar de Eritreo, sucinta guía de los mercaderes que mantenían relaciones co-merciales con el mundo asiático: China, Indochina y Sumatra.
  • Claudio Ptolomeo, 90-168: Geografía, precisiones topográficas sobre pueblos de la India y de la ruta de la seda.
  • Palo Orosio, 390-418: Historiarum libri VII adversus paganos, historiador y teólogo visigo-do, incluye una descripción geográfica e histórica sobre la India.
El imperio romano tuvo conocimiento del subcontinente y de la China. La literatura clásica ha dejado información exigua:
  • Trogo Pompeyo, s. I: Historia filípicas, adaptación de una obra helenística. Se ha perdido pero el historiador Justino en el II narró y resumió los prólogos de los capítulos, ofreciendo datos sobre los seleúcidas y su relación con la tierra del Ganges.
  • Plinio el Viejo, s. I: sobre la India
Los musulmanes fueron siempre grandes viajeros y, a partir del X, surgieron tratados en los que describen las costumbres, pueblos y relatos legendarios del mundo oriental:
  • Mas’udi, 956: Historia Universal, viajero que recorrió Persia, India, Ceilán y el mar de Chi-na, Zanzíbar y Arabia
  • Al-Biruni, tratado clásico de fuente inagotable de información
  • Ibn Batuta, 1304-1377: visitó una gran parte de Asia, hasta China.
Los primeros europeos que aportaron datos sobre el mundo oriental fueron los viajeros y los misioneros. En el XIII, y debido a la esperanza alentada por el papado de establecer una alianza con los mogoles en contra del Islam, se iniciaron las relaciones entre Asia Oriental y Europa, fortaleciéndose los intercambios comerciales con la India y Oriente.
  • Primera constancia escrita del XII redactada por un español.
  • Jaime I, a comienzos de 1267 recibió en Perpiñán un mensaje del Khan.
  • Ruy González de Clavijo, s. XIV: escribe Historia del Gran Tamerlán e itinerario de la em-baxada, donde describe la legación que tuvo lugar con Enrique III el doliente en 1379-1406 de una legación al gran Tamerlán.
  • Marco Polo, 1254-1324: considerado como el primer orientalista. Sin embargo, no fue el primero ni el único en ir y describir China, aunque fue quien consiguió mayor notoriedad. Los viajes de Marco Polo.
  • Niccolo di Conti, s. XV: visitó los países de Asia anterior y meridional, Sumatra, Java y el mar de la China.
Dado que las rutas habituales que conducían a los pueblos prósperos y fastuosos que se citaban en el libro de Marco Polo, estaban cortadas por los musulmanes, los europeos bus-caron otras rutas alternativas. Los portugueses emprendieron sus viajes de descubrimiento que les condujeron hasta las Indias Orientales. Colón, buscó por el oeste la ruta de Catay.
Los misioneros fueron en un primer momento representantes de la Santa Sede para poner-se en contacto con los mogoles. El franciscano Juan de Pian del Carpini llegó al Karakorum en 1246 y su relación tuvo una gran difusión al ser incluida en el Speculum Mundi de Beau-vais.

España por su proximidad con el mundo árabe, fue receptora de textos orientales antes y por diferentes vías que el resto del mundo occidental:
  • Alfonso X: 1251, hizo traducir del árabe al castellano Calila e Dimna (cuento del Pancha-tantra) que tuvo una gran relevancia en las fábulas y cuentos europeos. Además de este estuvieron Sendebar, Barlaam y Josafat, versión cristiana de la vida de Buda que llegó a Europa en el XII
  • Odorico de Pordenone, misionero franciscano, viajó a China a finales del XIII.
  • Juan de Marignolli: enviado como embajador a Pekín ante el gran Khan por el Papado en 1342.
Los religiosos occidentales no tuvieron problemas con los mongoles, sino que contaron con su beneplácito, hasta que fueron expulsados por los chinos.
  • Jesuitas con San Francisco Javier a la cabeza en 1541 reemprendieron los trabajos en China y subcontinente. Pormenorizados informes sobre las culturas orientales. Matteo Ricci fue el primero que reemprendió los trabajos en China a mediados del XVI, siendo uno de los primeros en hablar de Confucio y del pensamiento Chino.
Comienzos del XVI, algunos eruditos portugueses muestran un gran interés por las creen-cias y costumbres de las gentes de Asia:
  • Luis Camoes, introdujo la India en su libro Los Lusíadas.
  • Diego de Couto, fijó su residencia en Goa y fue nombrado historiógrafo por Felipe II.
En España, el Padre Francisco Colón publicó en 1666 India Sacra. Muchos fueron los es-fuerzos españoles por crear lazos comerciales con China.
En el transcurso del XVII y XVIII la compañía de Jesús fue la principal divulgadora de noti-cias sobre China en Europa:
Alonso Sánchez, tratado sobre China a petición de Felipe II. Fue el primero en referirse a China como imperio inmóvil, porque poco había evolucionado a los ojos de los occidentales. Esta idea fue defendida por muchos eruditos hasta principios del XX.
  • Nicolás Trigault: XVII, primer tratado sobre China
  • China Monumentis Ilustrata, publicado en Amsterdam en 1667 por un jesuita.
  • Durante el XVII importante labor de traducción de textos chinos llevada a cabo por los jesuitas como la Gran doctrina. En 1687 se traduce Confucius, Sinarum philosophus, sive Scientia Sinensis.
Entre los filósofos el que más se aproxima al pensamiento chino será Leibniz. Voltaire inclu-ye el Catecismo chino en su Diccionario Filosófico.
  • 1731 llega a París una versión de los Rig-veda. Pero aún no se había descifrado el sánscri-to y las aproximaciones a la literatura védica se realizaron durante largo tiempo mediante otras literaturas que servían de intermediarias. Las primeras traducciones directas y metó-dicas no aparecen hasta finales del XVIII.
Durante el XVIII destaca la labor del Padre Pons que tradujo y analizó las gramáticas indí-genas del subcontinente. En el mismo siglo existían en forma de manuscrito en los archivos europeos, gramáticas de sánscrito y bengalí. El primer orientalista español y lingüista fue el jesuita Lorenzo Hervás y Panduro, 1735-1809, que escribió Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas.

Nacimiento del orientalismo como ciencia

La visión histórica de occidente se amplió repetidamente. Este redescubrimiento del mundo oriental tuvo para occidente consecuencias profundas y fecundas. Comenzó a finales de siglo XVIII con una vaga curiosidad romántica que invadió el mundo literario y artístico eu-ropeo. Fueron descubiertas las lenguas asiáticas clásicas: el sánscrito, en 1785; el pehlevi, en 1793, la escritura cuneiforme en 1803 y los jeroglíficos en 1822. Comenzaron a traducir-se los grandes textos orientales, empezando la era científica des estudio de las culturas asiáticas.
A finales del XVIII se despierta un vivo interés por los tesoros literarios, religiosos y filosófi-cos de la India por investigadores como: Masson-Oursel, Etienne Lamotte, Max Müller…
El periodo clave para los estudios orientales tuvo sus comienzos en el subcontinente con las actividades de tres funcionarios británicos, y en 1789 llega a Europa la traducción al inglés de la Bhagavad-Gita que se publica bajo los auspicios de William Jones por Charles Wilkins. Este creó en 1784 en Calcuta la Sociedad Asiática de Bengala y publica una versión del Ma-navadharmashastra (Leyes de Manu) y traduce El reconocimiento de Shakuntala que fue acogida por Goethe con gran entusiasmo.
Este súbito descubrimiento de una vasta literatura, que había permanecido desconocida para el mundo occidental durante muchos siglos, fue el más importante acontecimiento de esta clase desde el descubrimiento de los tesoros de la literatura griega clásica durante el Renacimiento y coincidió con el resurgimiento romántico alemán.

El pensamiento de la India despertó el interés de filósofos:
  • En 1776, Abraham Hyacinthe publica cincuenta Upanishads en latín comentados. Fue la vía a través de la cual la filosofía de la India fue conocida en occidente. Schopenhauer, influencia de esa obra, al igual que en Richard Wagner, Nietzche.
  • Max Müller, uno de los grandes pioneros de los estudios indológicos, fundador de la escuela filológica en historia de las religiones. Sus investigaciones contribuyeron a popularizar la sabiduría sánscrita y a romper las barreras del prejuicio y de la incomprensión entre Oriente y Occidente.
  • Burnouf en 1844 publicó Introducción a la historia del budismo indio. El fundamento científico y crítico de toda discusión posterior se debe a sus investigaciones.
Un hito importante que marca el inicio de la moderna egiptología es el viaje en 1798 de Bonaparte al valle del Nilo acompañado por un grupo de científicos. La obra resultante Descripción de Egipto y el hallazgo de la Piedra de Roseta.
Descubrimiento similar facilita el camino al conocimiento de la religión babilónica. Groten-feld será el primero en descifrar en 1802 los signos cuneiformes. A partir de él se descifra-rán los documentos elamitas, asiriobabilónicos y sumerios.
Las expediciones arqueológicas ponen al descubierto antiguas ciudades mesopotámicas: Babilonia, Lagash; Kutha, Nippur, Uruk, y asirias como Nínive, Assur.
A ello se unen los ricos tesoros de inscripciones semitas reunidas de hallazgos en Fenicia, Siria, Palestina y Arabia.
Un conocimiento más profundo sobre las creencias ancestrales de la meseta irania comienza a tener Europa gracias al análisis de los libros avésticos. Se sabía que existía entre os parsis los antiguos libros persas, de los que ya había alguna noticia del capuchino Chinon en el XVII; más tarde el Vendidad, llega a Europa procedente de la India. En 1755 Dupe-rron se alista en el ejército con el propósito de conocer el idioma y frecuentar la escuela de los parsis. Diez años después llegará con un ejemplar del Avesta.
En la segunda mitad del XIX, James Legge inicia la versión de Los clásicos chinos.
Este redescubrimiento de Oriente fue para Occidente fecundo y útil. Toda una generación de filósofos, teólogos, filólogos, arqueólogos, antropólogos… de Europa y Estados Unidos se dejaron seducir por el mundo asiático; la mayoría se encontró con un tesoro literario de valor inestimable. Este esfuerzo científico ha contribuido enormemente a superar las barreras que impedían al mundo occidental el conocimiento de la grandeza de la cultura oriental.
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