Ética y Sociología

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¿Puede reducirse la ética a un capítulo de la sociología (sociologismo)? El sociologismo afirma que la fuerza moral de las valoraciones morales procede pura y simplemente de la presión social. Durkheim y el intento de reducir la moral a sociología a través de la hipóstasis de una “conciencia colectiva” distinta, anterior y superior a los individuos. El hecho moral como hecho social.
El papel de la moralidad en Durkheim: la regla moral como obra colectiva que se nos impone pero de la que podemos estudiar su naturaleza y condiciones, y hacer ciencia sobre ella, eliminando la presión conformista. La función de esta ciencia es sólo descriptiva (Lévy-Bruhl), pero cabe un arte moral racional que contribuya a mejorar el orden social sin un fin más trascendente.
La refutación del sociologismo por sociologistas: el arte moral racional no puede concebirse sin un ideal que pertenece a la libre elección del reformador social (Bayet).
La oposición de Bergson, partiendo de supuestos que él acepta del sociologismo: la equivalencia entre los miembros de la ciudad y las células del organismo. La obligación social se vive como una ley natural, y es una ligazón del mismo tipo que entre hormigas o entre células: la obligación, como la forma que adopta la necesidad en el dominio de la vida. La distinción bergsoniana entre moral cerrada, estática o pasiva (de la presión social) y moral abierta, dinámica o activa (de los héroes que llegan a ser reformadores sociales).
La inadmisibilidad de la doctrina de Bergson: aunque la obligación sea impuesta de facto por la sociedad, de iure no puede tener su origen en ésta. Según Ortega, tanto el hecho moral como el hecho social son peculiarmente humanos y el sujeto social es impersonal, no un alma colectiva (“la sociedad es la gran desalmada”). Ortega acepta la idea de presión social, pero no la racionalidad de lo social basada en un “alma colectiva”: la vida moral es ajena a la presión social. La capacidad humana de “ensimismamiento moral” y de comportamiento social: el hecho moral no es reducible al hecho social, y éste es también exclusivamente humano.
Actitud del moralista ante la “ciencia de las costumbres” y la sociología de la moral: aceptarla como acopio de material pero no como fuente de la moral, sino sólo como su vehículo.
Una moral totalmente impuesta por la sociedad y recibida pasivamente por el individuo, ¿puede llamarse “moral”? El hombre es constitutivamente moral aún cuando ciertas normas morales tengan origen social. Además, hay que separar el origen impersonal y social del contenido de nuestras acciones de su carácter inauténtico (frente a Heidegger): el hombre de vida moral puede aceptar contenidos impersonales si se los apropia por razones personales. No es necesario ser un héroe o un reformador moral para llevar una alta vida moral. El hombre puede manifestar unanimidad y conflicto frente a la presión social y el ajustamiento de sus actos es labor personal suya: es personalmente responsable de su vida y no puede transferir esta responsabilidad a la sociedad.
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