El Cristianismo y la Filosofía Moral Cristiana

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Introducción: precisiones al tema y al método

El cristianismo es la religión de Jesús de Nazaret y de los escritos fundacionales de su Iglesia (el “Nuevo Testamento”). Es desde lo originario (en los escritos fundacionales) como mejor puede captarse la aportación cristiana a las ideas morales de la humanidad (actitudes y contenidos morales cristianos).
No es correcto confundir religión (adoración y búsqueda de salvación) con moralidad (valoraciones del mundo y de la sociedad que dirigen el comportamiento del hombre con carácter absoluto). No obstante, hay una mutua relación e interacción entre ambas.
Las “matrices” originarias de las actitudes morales han sido históricamente religiosas, hasta la formación de sistemas morales no explícitamente religiosos con el decurso del tiempo y la maduración racional.
Una doble afirmación:
  • El cristianismo no es primariamente un sistema moral, sino una religión que transita por la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret.
  • El cristianismo incluye, como parte esencial de su mensaje y oferta de salvación, un llamamiento a ciertas conductas morales.
El cristianismo prima la dimensión moral sobre otras, pues privilegia la praxis interhumana al privilegiar el amor en su misma noción de Dios: el amor es la clave de la dimensión moral del cristianismo.
Las dos posibles estrategias de estudio de la dimensión moral del cristianismo:
  • El recurso a la exégesis acreditada de los escritos cristianos más antiguos (Cartas de Pablo a los tesalonicenses): la moral de una secta hebreo-helenística expectante ante la inminencia de la “Parusía” y a la vez exigente en las virtudes de convivencia fraterna.
  • El estudio de los rasgos fundamentales de la enseñanza religioso-moral cristiana que se remontan a estadios de tradición muy cercanos al mismo Jesús.
Las dos líneas historiográficas de estudio de la figura de Jesús:
  • El consenso exegético sobre Jesús como personaje religioso muy creativo en el contexto de su pueblo y su tiempo.
  • El materialismo histórico (Engels y Kautsky), que ve a Jesús como función de las condiciones de su tiempo: el movimiento inicial cristiano, parte de la rebelion religioso-nacionalista anti-romana que se transforma, por la presión de la adaptación, en una ideología conservadora.
Lo incuestionable de la “ideologización” del cristianismo y el debate sobre su alcance y su punto de inflexión (que en muchos autores se sitúa ya en los propios evangelios canónicos). El contencioso sobre el título de “Cristo” (Mesías): Jesús, ¿pretendiente mesiánico religioso-nacionalista posteriormente “espiritualizado” (algunos indicios en Marcos) o innovador religioso no mesiánico (evangelio de Marcos y testimonios más arcaicos provenientes de la “Q”)?

1. Enseñanzas morales de Jesús de Nazaret

El doble contexto en las enseñanzas de Jesús de alcance general sobre lo que Dios pide del hombre: la continuidad o contraste con las enseñanzas de los maestros y el mensaje escatológico de su predicación (la llegada del “reinado de Dios”).
La comprensión de Jesús, a través de la tradición rabínica del yahvismo: la realización de la Ley en su esencia, la crítica de todo legalismo, la actitud antirritualista y el rechazo de la casuística abrumadora. La preocupación de Jesús por lo esencial y sus radicalizaciones de la exigencia moral: el “sermón de la montaña” y el abandono de la observancia literal a favor de una lógica de sinceridad y generosidad, en línea con la actitud profética de clamor radical contra la injusticia. El sermón del monte como enunciación de ideales y no como preceptos coercitivos; la insistencia en la actitud interior, sin despreciar las obras externas.
El pecado del hombre no está primariamente en una cierta actuación, sino en una omisión: lo malo del hombre está ya en la omisión.
La pregunta por lo “esencial” y la doble referencia del mandamiento mayor de la Ley: el amor a Dios con todo el corazón y/o el amor al prójimo como a uno mismo. La posibilidad de un breve mandamiento que resuma toda la ley y las dos formulaciones de la regla de oro: la negativa (“no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”) y la positiva (en la Q, “todo lo que queráis que los hombres os hagan, hacedlo vosotros”).
La recepción por Jesús de esta doble tradición: la no coincidencia de la regla de oro (con carácter utilitario y una concepción de la reciprocidad) y el “segundo mandamiento” (pide sólo el afecto interior). La conjunción de ambas fórmulas en la tradición evangélica.
El sentido universalista de la comprensión de “prójimo” (Lucas) en relación con acepciones anteriores más estrechas (Qumran). La exigencia moral de Jesús y su extensión del amor hasta el enemigo, concreción realista del sentido universal de “prójimo”.
La equiparación de los “dos mandamientos”: el amor al prójimo forma unidad con el mensaje de Jesús y tiene carácter religioso. Dios como Padre, lo más original de la experiencia religiosa de Jesús junto con el anuncio de la llegada de su reinado: Jesús hereda la tradición apocalíptica anterior pero acentuada peculiarmente con la tradición profética (contribución de los mismos hombres a la llegada del reinado de Dios y la centralidad de la exigencia del amor interhumano).

2. El germen evangélico de una “filosofía moral cristiana”

El germen de la filosofía moral cristiana en Jesús a través de alguno de los modelos clásicos de filosofía moral:
  • La inadecuación del eudemonismo aristotélico tomista por la gran distancia con las enseñanzas de la primera tradición.
  • La vecindad entre el imperativo categórico de Kant y el mandamiento principal evangélico como instrumento heurístico de búsqueda de un principio “formal” en el mandamiento evangélico.
Las semejanzas entre el mandamiento evangélico y el imperativo kantiano:
  • Jesús reconduce la exigencia moral a un principio unitario genérico.
  • Este principio puede adoptar la formulación de un imperativo categórico no eudemonista.
  • Este principio iguala, en la exigencia de comportamiento, el propio ser personal con el de los otros.
Las diferencias:
  • La índole esencialmente religiosa del mandamiento evangélico, que apela a una experiencia mística, frente al establecimiento autónomo del hecho moral kantiano.
  • La caracterización de la actitud central de la exigencia moral de Jesús como “amor” (agápe): el amor como voluntad de bien como principio de actuación, pero con un tono básico afectivo (“conmoción de entrañas”) y la “poco kantiana” prelidección de Jesús por los pecadores.
  • La actitud de amor de Jesús incluye una tensión esperanzada hacia la realización de una situación ideal (“el reinado de Dios”) que pide la cooperación humana..
El “formalismo del amor” explicaría el radicalismo como propio de la exigencia moral de Jesús, que se cifra en una opción fundamental que determina una actitud y a través de ella, los actos concretos.
El problema de la formulación de normas en la tradición cristiana a partir de los pronunciamientos de Jesús, entendidos como “ideales”. La determinación de las normas morales cristianas, por su relación con el supremo principio moral (agápe) a través de un método de selección por afinidad que tome en consideración relaciones teleológicas: no es un perfil deontológico a ultranza, y asume mucho de la “ética de la responsabilidad”, sin transitar de forma indiscriminada a una “ética de las convicciones”
La elección moral del seguidor de Jesús tiene que apoyarse decisivamente en el dictamen de su conciencia.
Las fórmulas sobre “recompensas”, “premios” y “castigos”, cuya lectura literialista sugiere una filosofía moral eudemonista que puede provocar malentendidos. La exigencia moral de Jesús no implica –pero tampoco excluye- motivaciones eudemonistas (definición del bien moral y su exigencia desde la búsqueda de la felicidad), pero tiende a superarlas.
El “reinado de Dios” es el motivo de Jesús para la exigencia moral, a la que confiere su índole religiosa: el mismo amor que pide es el que vale por sí mismo, es ya reinado de Dios (se excluye toda concepción extrinsecista de la recompensa).
Jesús cuenta con un juicio sobre la vida de cada ser humano, que determina escatológicamente el paso a lo definitivo.
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1 comments:

  1. Excelentes artículos sobre la filosofía moral cristiana lo que últimamente le ha faltado al mundo, siempre es bueno orar, no nos olvidemos de hacerlo.

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