Dos Pruebas de los Principios Éticos: Consistencia y Generalidad

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Existen dos pruebas que los enunciados éticos deben superar a fin de ser justificables: la consistencia y la generalidad.

CONSISTENCIA

En la medida que el principio/s de una persona sea inconsistente, no cuenta con ningún principio o convicción en absoluto. Los enunciados éticos inconsistentes no establecen ningún enunciado definitivo acerca del tipo de cosa o conducta correcta.
En caso de conflicto en un conjunto de reglas morales de la forma “haz siempre...”, puede subsanarse la inconsistencia mediante un suplemento que ofrezca indicaciones relativas a la prioridad. Existe inconsistencia solo si admitimos que algunas situaciones exigen ambos principios (colisión).
Otro tipo de inconsistencia más rara, consiste en que los enunciados comparativos no cumplen la regla de la transitividad.
Los enunciados éticos para que sean aceptables deben ser autoconsistentes y consistentes con relación a los restantes enunciados que una persona acepta. Un conjunto consistente no es necesariamente a su vez valido (una persona puede eludir la inconsistencia limitando sus creencias a enunciados no comparativos acerca de casos particulares: “esta acción es correcta”, “esta acción no es correcta”. Tales enunciados son inaceptables en función de otros fundamentos distintos a la inconsistencia.

GENERALIDAD


Prueba que solo se aplica a casos de enunciados particulares con todo tipo de predicados. La línea de razonamiento consiste en la exigencia de principios éticos generales en apoyo de los particulares.
Enunciado ético general: universal (enunciado acerca de todos los casos de un cierto tipo o acerca de todo el mundo) y no hace referencia a individuos sino que se ocupa solamente de propiedades.
La prueba de la generalidad consiste en que un juicio ético particular es valido solo si puede ser apoyado por un principio general (el principio debe ser valido).

Justificación de la prueba de la generalidad – si algo posee una propiedad ética ( es incorrecto, es deseable..), entonces cualquier otra cosa exactamente igual( en el sentido de que las cosas pueden ser exactamente iguales aun cuando no posean la misma localización espacio temporal; dos cosas son exactamente iguales si son semejantes respecto a lo que hemos denominado anteriormente propiedades abstractas- no es cierto con respecto a todas las propiedades abstractas.) en todos los aspectos, debe poseer la misma propiedad ética.
Siempre que cualquier enunciado ético es verdadero (cuando algo posea una propiedad ética P), algún principio general soporte es verdadero, de la forma, “cualquier cosa que posea las propiedades abstractas A…N – las propiedades abstractas de la cosa que posea P- será P”. Si algo posee P, entonces cualquier cosa que posea algunas de sus propiedades A…N (siendo el numero finito), también poseerá P.
Las consideraciones que justificaran algo ante las personas reflexivas serán las propiedades abstractas, es decir, propiedades desprovistas de referencias a lo particular.

Importancia de la prueba de generalidad – por si misma no establece restricciones respecto de los principios generales que pueden aducirse. Cuanto mas restringido es el principio que se ofrece, menos tiene uno que defender, pudiendo sin embargo, cumplir con la cosa demandada de la prueba general. El hecho de que una prueba no consiga mucho por si misma, no quiere decir que no sea importante considerada junto a las demás pruebas.

LA PRUEBA DE LA MORALIDAD DE LAS ACCIONES DE KANT

Kant pretendió que su prueba de la validez de un juicio ético era una prueba suficiente en si misma. La consideración kantiana de los problemas éticos se concentra en un tipo particular de enunciado ético: los enunciados acerca del deber o la obligación.
Afirma que existe solo una cosa que puede ser denominada valiosa sin cualificaciones ni condiciones: la buena voluntad. La voluntad se hace buena solo por un medio, al ser recta, lo que supone estar dispuesta a cumplir el deber personal tal como uno lo ve, y por ninguna otra razón que por puro deber.
Todo acto implica una máxima o regla prudencial. La máxima de actuación es subjetiva: la máxima de actuación representa el tipo de acto que el agente cree que es, y el tipo de situación que el agente cree que es. Habrá divergencias entre lo que el sujeto piensa de su acto y su situación, y el carácter real de su acto y situación.
Kant consideraba que ciertas máximas son universalizables y si lo son, entonces es moralmente permisible realizar el acto en el que pensamos en términos de esa máxima: si no es universalizable entonces el acto no es permisible. Si no es permisible realizar un acto determinado, es un deber personal no realizar ese acto.
La máxima de una persona es universalizable si y solo si, puede admitir, como cuestión de prudencia reflexiva, que todo el mundo actué como ella.
El deber exige que se obre solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal.
La postura de Kant nos exige no hacer aquellos actos no permisibles.

Las máximas universalizables poseen dos aspectos:
  1. universalizable solo si es posible que una persona la siga y que todo el mundo actué de acuerdo con ella (o que sea una ley universal por naturaleza), por lo que una máxima resulta descalificada si es inconsistente.
  2. Una máxima es universalizable solo si es posible que el agente elija, como cuestión de prudencia reflexiva, que todo el mundo la siga.
Kant no pretendía afirmar simplemente que debe ser posible que el agente elija que todo el mundo actué de acuerdo con la máxima, sino que debe ser posible que lo elija sin contradecirse a si mismo.
Kant no logro demostrar que existiera alguna máxima que un individuo pudiera seguir y que no pudiese ser seguida por todo el mundo.

Complicaciones de la propuesta Kant – seria mas plausible que Kant afirmarse que una máxima es universalizable si el agente pudiera aceptarla como ley universal aun cuando el no creyese que se encontraría en una situación favorecida, o si se tratase de una persona imparcial y con capacidad de empatía; en segundo lugar, una máxima es universalizable solo si el agente la aceptaría como ley universal si tuviese conocimientos perfectamente vivos y correctos acerca de lo que ocurriría de convertirse en ley universal.
Máximas muy inmorales pueden ser tanto objetivamente como subjetivamente posibles y aceptables para el agente, si el agente es una persona insensible y esta en una posición favorable. Para mucho será una objeción seria el que su teoría deje abierta la posibilidad de que una máxima sea universalizable para una persona y no para otra? De acuerdo con la teoría de Kant, todo el mundo que desee justificar su acción, puede hacerlo.
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